Relato bionírico

Solo acertó a volar por los aires, impulsado por sus instintos, pero cuando llegó a una parte muy elevada cercana a las estrellas, se precipitó a mil por hora. Cayendo durante unos segundos, que se hicieron minutos, y los mismos que se hicieron horas. Tuvo la impresión de estar parado sobre el hemisferio sur del planeta. Sin embargo, no tenía la cosmovisión que nos da la gravedad, sino que parecía estar de cabeza. Gritó por auxilio, pero ni los buitres lo oían. Al parecer se encontraba solo en el mundo.

Despertó alarmado y luego de mirarse en el espejo del baño, se dio cuenta que sus ojos estaban amarillos, tanto así que parecía estar sufriendo una hepatitis en las córneas. Sacó la lengua y vio que la tenía verde, y como si eso no hubiera sido lo peor, sintió que sus oídos zumbaban como si tuviera un enjambre de avispas dentro de la cabeza. Al borde de la desesperación, volvió a gritar para que alguien lo socorriera. No obstante, su llamado de auxilio solo fue respondido por un insolente sonido, que entró en escena sin pedir permiso.

Pensó que al fin alguien se estaba acercando a ayudarlo, pero…cinco segundos después abrió los ojos ante el sonido de la alarma de su celular que le anunciaba que eran las seis de la mañana. Hora de levantarse…¿o seguir otro sueño?.

Sueño surrealista

Parecía estar caminando sobre el techo del firmamento, y teniendo sin más compañía a los satélites de Júpiter. Todo era un telúrico silencio, caminando estático en todas direcciones, y de pronto apareció el hombre invisible. Me saludó con un estrechón de manos, se volvió a poner su sombrero invisible y se retiró a continuar su rumbo maculado de huellas fosforescentes. Luego, el silencio llegó haciendo más ruido que de costumbre, hasta quemar el último cartucho.

Nada hubiera estado dentro de lo anormal, de no ser por aquellas personas que seguían descansando en sus tumbas. Repitiendo el mismo sueño una y otra vez, en que volaban silbando hasta la parte oculta de Selene. Con mucha suerte esperaba que algo me despertara, así que decidí gritar a voz en pie, ya casi con el cuello inflamado y nada de lo que hice le sorprendió a las pocas 7 mil millones de personas que me rodeaban verticalmente. Y tal como terminó este último sueño, comenzó el primero, pero con 40 grados de temperatura, y al borde del paroxismo capilar.

Pensamiento surrealista

Mañana desperté con los recuerdos de mi vejez. Digerí un liviano y grávido desayuno de pan tostado con wafles mezclado con aire caliente. Inmediatamente proseguí en terminar de hacer mis abs en forma descendente, terminando con todas las ganas y empezando casi agotado. Posteriormente me dirigí a continuar con mi novela que estoy hilvanando en el futuro y que pienso terminarlo actualmente. Una vez iniciadas las dos páginas que suelo acuñar por día, me di la licencia de cerrar un libro de anti-ficción para luego terminar abriéndolo como de costumbre. Y pasado mañana de ayer pienso continuar con mi rutina contra-cultural, ya que es una forma de descargarme de energías y rehacer algo productivamente anti-horario.

La Feria del Hogar en los vertiginosos años 80

feria del hogar

La Feria del Hogar

Sabía que llegaría el día en que tendría que remembrar lo vivido en mi niñez, y en este caso evocar mis experiencias vívidas acontecidas en la época en que un gigante llamado “La Feria del Hogar” o “La Feria del Pacífico” se hacía presente cada año en la Av. La Marina, y le abría sus puertas a un público súper segmentado y heterogéneo en la escala socio-económica.

Pues bien, este “fenómeno comercial” para cada quien representaba algo diferente. Para mi edad, digamos 12 años era la oportunidad para gozar de los juegos electrónicos, es decir, de los carros chocones, del gusanito, etc. Sin embargo, nunca me subí a la Montaña Rusa (que recuerde) o al Tagadá ni al Baviera, que era para jovencitos mayores. No obstante, recuerdo que en los carros chocones una vez me subí, pero al chocar me salió sangre de la nariz y tuvieron que detener el juego para sacarme de emergencia.

Por otro lado, para gente mayor de edad era la oportunidad de conseguir chamba temporal. Escuchaba a tíos y tías musitar sobre sus experiencias tratando de alcanzar una vacante en el coloso que en el mes de agosto estaba a todo dar. Y recuerdo también que aquellos gigantescos pabellones en que vendían toda clase de artículos para el hogar. Donde precisamente nos sentíamos como dentro de un museo moderno, en que podías mirar y hasta tocar, pero lamentablemente pocas veces comprar.

Cuántas ilusiones y cuantos paseos por aquellos pabellones, como en el clásico salón de los espejos, donde las formas cobraban vida y nuestros cuerpos se deformaban histriónicamente. También estaban los dinosaurios que hasta tenían sus onomatopeyas, y sus grandes esqueletos dentro de las galerías. Por otro lado, el comercio también era abundante, y no faltaban las manzanas acarameladas, los pop corn, los sandwich y los algodones (acompañado con su lata de Coca Cola).

Pero lamentablemente ese paraíso de ilusiones por razones que desconozco tuvo que cerrar. Y creo que uno de los pilares de ese anquilosamiento fue aquel concierto con el dúo Salserín en que uno de los venezolanos pateó al bombero que supuestamente  venía a socorrerlo o a decirles que detuvieran el espectáculo, pues la gente se desencadenó en una estampida vehemente que no se pudo controlar.

Atrás ha quedado el estímulo de esforzarnos a mitad de año en la época del colegio, para que saliendo de vacaciones por Fiestas Patrias nos lleven a la tal Feria del Hogar. Quizá hoy en día al pasar al frente del Parque de Las Leyendas, donde ahora es Tottus y Sodimac, por más que siga el comercio y el ruido de la gente cruzando la pista, comprando y llevando sus bolsas llenas de mercadería. Todavía en el fondo se escucha el grito de la gente que se divierte en la fantasmagórica Montaña Rusa y en tantos conciertos que se ofrecieron durante dos décadas y algo más.

Video de La Feria del Hogar:

Todo vale en la comunicación: Un domingo sorpresivo

Pasé por la cuadra camino al mercado que está cerca a mi casa y me encuentro con un desfile de disfraces folklóricos, y no habría llamado mi atención (más de lo normal), de no ser por unos personajes con la máscara, los cabellos y la imagen en sus prendas del «Depredador». En el acto me pareció alucinantemente híbrida, aquella mezcla entre lo tradicional y lo cinematográfico. Es una forma de expresar el arte. Sin embargo, luego me dirigí a una farmacia que está en la misma cuadra y ante una boticaria con tal sonido de la banda de música del desfile no podíamos entendernos, por lo que la señora tuvo que utilizar papelitos improvisados para escribirme precios unitarios y totales. Al final dio resultado tal «numerología».

Terminé mi periplo yendo a la esquina de la cuadra donde vivo y al entrar había algo diferente a lo común que conocía. Al tocar la luna de la vitrina me extrañaba que el señor o señora no salieran a atenderme. No obstante, mirando otra vez la superficie de la vitrina me di con la sorpresa que había un timbre con el nombre genérico de dicho aparato. Así que al presionar una vez, oí al señor que decía: ¡Ya va!, y una vez viéndonos, al tiempo que lo saludaba me dijo: «Esa es la forma…con el timbre».

Es decir, que practicamente me miraba con ojos de McLuhan, y me enseñaba la forma como comunicarme a partir de ahora. Llegué a mi casa y me di cuenta que la farmacéutica me había dado un par de pastillas que no eran ni la marca ni el genérico que yo le pedí, así que volví y le reclamé el cambio respectivo. Llegando a casa tomé una de las pastillas, descansé, me recuperé y terminé posteando dichas experiencias que ahora lees.

Carta de un suicida…(ficción)

Con dolor escribo la presente,

pues mi esperanza en el futuro,

dejó de lado aquello que dejé en el pasado.

La gente que conocí me odiaba,

quise que esto no terminase así,

pero el destino quiso que yo,

perdiendo la cordura,

le tocara las puertas a la muerte.

Hasta ella, quien jamás me perdonó,

no supo valorarme por mi esencia.

Hubo caricias y besos, mas no amor.

Yo quise ser feliz a su lado,

pero me cambió en un mal momento.

Toda la gente se dio cuenta de lo que yo sentía,

pero ella prefirió al otro, y ese otro era mi sombra.

Ya nada recuerdo, estoy al borde de la desesperación,

y camino al garete, guiándome de las estrellas.

Camino hacia el fin del mundo, en cuenta regresiva.

Pensando, luego de esta noche se acabará el dolor.

Ya se acerca, el  abismo ya está cerca.

Mi familia seguro está triste, pero ignoran mi situación.

Ya está cerca su profundidad, terminará con mi

existencia, el dolor pasará y punto.

Ella seguro que sonríe con el otro,

mientras yo acá, con frío y solo,

esperando que me llegue la hora.

Ya está cerca, yo quise ser bueno,

pero el mundo no me quiso.

Escúchame mundo:

¡¡¡Tú tuviste la cuuuulpaaaaaa!!!

¿Qué es el «cadáver exquisito»?

El cadáver exquisito es un juego surrealista consistente en hacer uniones y asociaciones inconscientes de palabras o imágenes al azar, en el que intervienen varias personas para construir una frase o imagen. Su nombre proviene de la frase «El cadáver exquisito beberá vino nuevo», resultado de la unión de las palabras elegidas independientemente por varios poetas surrealistas, en la ignorancia total de la aportación de los demás.

La escritura automática que se da en el cadáver exquisito libera a las palabras de su uso ordinario y ceñido al sentido común para crear imágenes alimentadas directamente de su imaginación.

Características del cadáver exquisito:

  • Creación grupal: intervienen dos o más personas.
  • Sin intención: debe realizarse como un acto lúdico, sin presiones y excluyendo significados.
  • Aleatorio: tienen gran importancia lo intuitivo, accidental y azaroso.
  • Libre albedrío: debe estar libre de preocupaciones estéticas, morales y formales.

Video sobre «cadáver exquisito»:

Prosopopeya

(Cadáver Exquisito)

Gritan las piedras como alertó Cristo en medio de la muchedumbre incierta,

incierta es la fortuna de nuestros ancestros puestos a la luz de las estrellas,

estrellas colosales entre las que figura el sol nuestro astro titánico,

titánico anochecer que augura un adagio atiborrado de raices y catetos,

catetos inmorales que despliegan sus ejércitos de almas de ultratumba.

Ultratumba de duendes de obsidiana en fila india invisible,

invisible camino que irradia luces eclípticas de sonrientes mareas,

mareas de magma gélido y cascanueces de diamantes sórdidos,

sórdidos trópicos alrededor de la Vía Láctea con fantasmales y coléricos abismos,

abismos de los limbos melancólicos cuya gama de accesos son una ilusión lapislázuli.

Mini-crónica del Inti Raymi

Fiesta del Sol

Recuerdo que en 6to grado de primaria dieron el aviso de traer cada alumno del colegio una caja de leche. A todos nos pareció extraño tal petición. Sin embargo, se cumplió el pedido, y ahí estábamos, trayendo nuestras cajas. Luego, en los siguientes días vimos algo pintoresco en medio de la cancha de fútbol. Parecía la edificación de algo, pero desde lejos no se veía bien. Luego nos enteramos que era una representación de la Fortaleza del Sacsayhuamán.

Tal parece que aquellas cajas que trajimos las habían forrado y armado con ellas la famosa escenificación incaica. Todo ese esfuerzo se justificó para una representación teatral del Inti Raymi. No recuerdo si aquél 24 de junio fue día de semana o no, pero lo cierto es que se realizó el performance de la Fiesta del Sol. Todos los alumnos estaban alrededor de la escenificación y fuimos testigos de aquella significativa ceremonia, con idioma quechua incluida. Los personajes estaban con atuendo incaico, incluyendo la mascaypacha.

Fue un número teatral digno de recordarse, y ahora que soy adulto me siento más identificado con las tradiciones incaicas. Ojalá nunca se deje de homenajear tan digna fecha y representativa para los peruanos. En realidad el Cusco es el ombligo del mundo. Feliz Fiesta del Sol!!!

Video del Inti Raymi:

Ditirambo al Padre

Caballero magistral,

Diligente hasta el extremo,

Mi deseo no es astral,

Al decirte guía supremo.

En el sexto mes,

Te hago un poema,

Aunque sea una vez,

Mereces gran lema.

Apenas empiezo,

Aguantando el sollozo,

Sin ningún tropiezo,

La emoción es gozo.

Ya voy en la cuarta,

Y siguen las ideas,

Inspiración harta,

Esperando que leas.

Al filo de una nube,

Tu nombre se divisa,

La ilusión sube,

Con alegre sonrisa.

Hoy te celebramos,

Con whisky escocés,

Mañana te mandamos,

En barco francés.

Los años han pasado,

Arrugas en tu semblante,

Y cuerpo marchitado,

Un culto al caminante.

Tuviste todo un plan,

Monarca poderoso,

Con reina hacer un clan,

Luciéndote ostentoso.

Video de la historia del Día del Padre: